DIME QUE TANTO ADULAS Y TE DIRE QUE QUIERES

El día de ayer sostenía una conversación(llevándome la contraria por supuesto) con el bien ponderado mal bicho acerca de las adulaciones y los paleros con que nos topamos diariamente .Me decía que eran pocas las personas que se atrevían a llevar la contraria, ya que la gran mayoría prefería dejarse llevar y hablar “bonito” siempre, para no ser tomados a “mal” o enemistarse aunque esto implicará ir en contra de lo que crees o piensas, se quejaba amargamente(para no perder el hábito) de algunos comentarios que se hacen en los post ya que le parece qué no tienen objetividad y carecen de argumentos ( los cuales le resultan viles adulaciones)es verdad qué en algunos ejemplos tiene razón pero en otros sé que es su afán chingativo el que lo hace hablar ..... ...

Llevar la contraria es su hobbie y encuentra un gran placer en hacerlo, sin embargo a pesar de todo lo tengo por un hombre juicioso(aja) y no de escaso ingenio, motivos por los que a veces( rarísima vez) le asiste la razón como en esta ocasión, difícilmente él bicho ese y yo nos adulamos , nos cuesta trabajo, no es parte de nuestra naturaleza ,es una cuestión que ninguno de los dos sabemos manejar y por eso ni lo intentamos.

Cabe hacer mención que lo último que tenemos (a pesar de la nula adulación y diferencias) ,es un pleito, la sabandija no se lo compraría conmigo ni yo con él(desmiénteme si estoy equivocada), dicho lo anterior pasemos al tema que me atañe.....

La adulación se ha convertido hoy por hoy en la manera más ruin de conseguir algunos privilegios, concesiones o favores que debido a nuestras múltiples limitantes no es imposible conseguir de manera independiente.... Es común escuchar la frase “qué adulador eres”, sin percatarnos siquiera de lo feo de la palabreja y lo horrendo de esa actitud.

Tenía un maestro en la especialidad que no se cansaba de repetir que cuando alguien empieza a halagar tu vanidad a un punto más allá de lo que podría ser considerado razonable ó cuando, súbitamente, parece adorarte; considera oportuno todo lo que haces; ingenioso todo lo que dices, y, en suma, no para de ponderar las supuestas virtudes y excelencias que te adornan, no está de más que comiences por preguntarte qué quiere. Yo estoy de acuerdo. Creo que el interés es, no es solo el más importante, sino probablemente también el único resorte de la adulación .

Un día escuche comentar a un compañero de trabajo, mientras se ufanaba de su puesto actual ”Ahora ya no tengo que lamer el culo a nadie” (sí, es cierto: además de adulador es idiota). Sorprendida por un reconocimiento tan estúpido como espontáneo de su condición, le pregunté si hasta ese momento había lamido muchos(entre broma y broma).No creo que les sorprenda saber que hasta el día de hoy no me dirige la palabra jajajaja....... A mi no me extraña que en el infierno de Dante los aduladores tengan su lugar propio en un pozo lleno de excrementos: para quien ha pasado la vida lamiendo culos, qué lugar mejor para pasar la eternidad que un montón de mierda o no?

Hay quienes la justifican también , alegando que hay que hablar “bien” del amigo .Para mí la adulación es la antítesis de la amistad( : en el adulador no hay cariño real ni admiración sincera hacia el adulado) porque quien es capaz de inventarte “las mejores cualidades” dónde no las hay, es capaz de inventarte también “los peores defectos” aunque tampoco existan...

Yo, que sólo peco lo justo (o eso creo) de soberbia y orgullo, soy lo suficientemente insignificante como para no poder permitirme, incurrir en el vicio de la vanidad, y lo suficientemente insignifican también como para que nadie pierda el tiempo en adularme; aunque, cuando ha sucedido (y alguna vez sucedido), puedo enorgullecerme (ahora sí) de haberlo detectado de inmediato, y puedo asegurar que he disfrutado mucho con la situación. Una vez que se descubre la adulación, resulta enormemente sencillo conocer el juego del adulador, saber qué quiere, porque siempre quiere algo.

Estoy convencida de que entre los muchos defectos que me adornan no se encuentra el de adular. No me interesa nada que me vea obligada a comprar con falsos halagos. Para conseguir algo puedo callar lo que en verdad pienso, pero no decir lo que no pienso. Puedo ser tan taimada que me sirva del silencio si ello redunda en mi propio beneficio (tal vez me descubro más en lo que callo que en lo que digo), pero no tan rastrera como para poner mi cara a la altura de las nalgas del prójimo.

Una “compañera” en un ocasión me dijo que si seguía tan antipatica con quienes solo querían "hacerme sentir bien" me podía quedar sin amigos y crearme muchos enemigos le conteste que si me viera forzada a elegir, preferiría tener enemigos que aduladores, porque la enemistad no es incompatible con cierta nobleza, pero en la adulación (y en la enemistad nacida frecuentemente de ella) casi todo lo que hay es bastante ruin.

“Quien gusta de la adulación es un necio, pero quien se sirve de ella es peor: es el esclavo de un necio”